Las preparativas para el Foro Humanista aceleran su ritmo y cada día recibimos información de más iniciativas, más confirmación de adhesiones y más confirmaciones de ponentes. Entre los últimos, Tomás Hirsch, humanista de larga trayectoria de Chile, dos veces candidato presidencial, autor del libro “El fin de la prehistoria: un camino hacia la libertad”, y recién electo diputado del Partido Humanista en el grupo parlamentario del Frente Amplio.
Con Tomás pudimos hablar en su reciente gira por Europa entre reuniones políticas y más informales con amigos y adherentes del Frente Amplio.
EHF2018. El eslogan del Foro es “Lo que nos une hacia la Nación Humana Universal“. ¿Qué es, para ti, lo que nos une?
Tomás Hirsch: Lo que nos une es una convicción profunda de que el ser humano puede vivir en mejor condiciones que las que se dan en este sistema, violento, inhumano, insensible, poco solidario. Nos une la indignación frente al maltrato. Lo que nos une es la rebeldía a aceptar que pasen los años y se posterguen las respuestas que se necesitan para que millones de seres humanos puedan vivir con dignidad. Y, sobre todo, nos une la certeza de que solos no podemos cambiar las cosas, que debemos trabajar codo a codo con todos los que coinciden con nuestros sueños y esperanzas.
EHF. Tú tienes una larga trayectoria en el humanismo y en la política. ¿Qué papel tiene el humanismo en la creación de la Nación Humana Universal? ¿Y en la política?
TH: La Nación Humana Universal es una buena síntesis del Propósito que nos impulsa. Una Nación diversa, multiétnica, multicolor, multilenguas, múltiple en todo sentido. En la que ningún ser humano está por debajo de otro. En la que las diversidades son valoradas como aporte a la obra común. El Humanismo aspira a colaborar en dirección a crear esa Nación y lo hace de muy diversas maneras que apuntan a la transformación personal y social simultáneas. Para el Humanismo no es posible la superación de las condiciones de violencia social si no va acompañado de un proceso de superación de la violencia personal, aquella que yo ejerzo sobre otros seres humanos.
La política, tan distorsionada en su función en las últimas décadas y sobre todo en estos últimos años, tiene un aporte fundamental en la creación de la NHU. Estamos hablando de la política bien entendida, como acción de servicio a la comunidad, contribuyendo a organizar y fortalecer el tejido social.
EHF: Vas a participar en la mesa de Convergencia Social y Política. ¿Por qué es importante para ti hablar sobre este tema?
TH: Por lo dicho más arriba. Tengo el convencimiento de que la acción política debe realizarse en convergencia entre diferentes organizaciones, que sin perder su propia identidad, tengan la capacidad de trabajar en conjunto con otros. La convergencia siempre implica que nos encontramos los “diferentes”, es decir los que no son lo mismo que yo. En ese sentido la convergencia es un acto eminentemente humano porque no es mecánica, es intencional, es un acto querido. No se da automáticamente ni mecánicamente. Implica la intención explícita de “ir hacia el otro”. Y eso es exactamente lo que hoy se requiere. Salir del individualismo, de la fragmentación e ir hacia la construcción, en la que cada uno aporta sus virtudes en una dirección común.
